Percepción y realidad

Nuestra existencia está en constante comunicación con nuestro entorno -la realidad- a través de nuestros sentidos. Desafortunadamente, éstos son limitados tanto en cantidad, como en capacidad. Así que lo que percibimos sólo es una pequeña fracción de dicha realidad.

Si tomamos en cuenta, además, que esta información tarda en llegar y ser procesada, estamos viviendo -aunque mínimamente- el pasado de lo que realmente sucede.

Para rematar, se ha descubierto que, al interactuar cualquier elemento del universo, éste resulta alterado, por lo que estamos percibiendo información distorsionada por nosotros mismos.

Es entonces donde vemos que el concepto de lo absoluto es abstracto y no es válido para el estudio de la lógica y el razonamiento -más que como referencia teórica-. Los procesos lógicos deben tomarse como modelos y no como verdades absolutas. Es aquí donde entra el concepto de agnosticismo: no afirmar ni refutar nada hasta no tener plena evidencia de que es cierto. Más adelante se verá cómo -además- no todo es válido en todo momento ni en todo lugar para todo el mundo, así que también debemos tomar en cuenta que el proceso lógico debe ser relativista, es decir, debe ser claro bajo qué condiciones se cumple. Para finalizar, también veremos que la lógica no siempre es absoluta en cuanto a un valor en cantidad, existe simultáneamente en dualidad, es decir es cierta y falsa al mismo tiempo en diferentes porcentajes, por lo que también debe ser dual o difusa (ver lógica difusa para más detalles). Procuraremos que nuestros análisis sean agnósticos, relativistas y duales (difusos) para llegar a conclusiones más prácticas y realistas.